Aunque generalmente nos proponemos lo contrario, en la vida enfrentamos a diario situaciones que nos hacen replantearnos la forma en que estamos llevando las cosas, o bien, tener que afrontar situaciones nuevas o incómodas en las cuales no tenemos claro el panorama.
Tratemos de comprender mejor la palabra -crisis- en primer lugar, el diccionario la define como "Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese." (RAE, 2014). Esto nos indica que la duda y la inseguridad son los factores que sostienen esa sensación de crisis, el problema está en que no sabemos exactamente qué está ocurriendo y cuales serán las consecuencias o cómo las enfrentaremos.
Ahora que sabemos esto... ¿Qué hacer?
Somos seres de costumbres y hábitos por lo que los cambios que no hemos pedido los vemos con cierta protesta y resentimiento... el punto número uno es ACEPTAR que las cosas no siempre salen como esperamos. Ojo, esto no significa bajar la cabeza o resignarse, significa entender la realidad como es, lo aceptemos o no las cosas no siempre van a salir como queremos por lo que es mucho más favorable no engañarnos y entender las cosas claras como son.
El punto número dos es hacer un PLAN DE ACCIÓN ante la emergencia, nos hacemos ideas sobre el futuro lejano y cómo nos gustaría que fuera... eso no funciona para las situaciones de crisis, cualquier persona que haya vivido más de 20 años sabe muy bien que en 5 años todo lo que pensaba que iba a pasar cambió radicalmente. Lo que funciona ampliamente en una situación de crisis es un plan inmediato, planes que mejores las cosas de acá a un mes y si la situación nos tiene emocionalmente desbordados planes de una semana o incluso de un día. Mientras más concreto sea el plan de acción mejor.
En tercer lugar QUEJARSE NO SOLUCIONA NADA, si bien compartir nuestras emociones negativas con amigos y familia puede hacernos sentir un poco mejor o apoyados, eso jamás soluciona el problema de fondo que nos hace sentir mal, es mejor invertir el tiempo en encontrar soluciones reales y no en deprimirnos o quejarnos.
4: YO TENGO LA ÚLTIMA PALABRA. Esto quiere decir que por muy malo que sea lo que estoy viviendo soy yo quien decide en última instancia cómo afrontarlo, qué actitud tener ante el problema. Puedo decidir sobreponerme a lo que me pasa y demostrarme lo fuerte y hábil que soy frente a la adversidad o quedarme en el cuarto lamentándome por meses. Es uno quien decide como vivir ese proceso de cambio.
Para finalizar NO INVENTÉS EL AGUA TIBIA Y ¡BUSCÁ AYUDA! ¡Justamente para eso se inventaron los psicólogos! Diariamente trabajamos con personas y parejas que tienen dificultades en su vida y es nuestro trabajo ayudarles a clarificar el panorama de lo que están pasando y con un mapa claro es mucho más sencillo trazar rutas hacia soluciones. No basta con soportar la situación, con cargarla en los hombros y fundirnos. De lo que se trata es de encontrar una solución concreta para que las cosas nos funcionen mejor y podamos retomar el control de nuestras vidas, el estrés, la frustración y depresión; lo sensible que es esta situación para nosotros hace que tengamos una nube en la mente y no podamos pensar con claridad.
Espero que estas palabras enciendan en cada uno de ustedes una luz y si están viviendo una crisis tengan un poco más claro algunos puntos cruciales que les ayudarán en su camino de resolución. Recordemos que postergar los problemas JAMÁS los soluciona.
Que pasés un día increíble,
Dr. Arnoldo Martínez, Psicólogo.
Citas: 2283 2424 - 8511 2734 (SMS - WhatsApp)
Citas: 2283 2424 - 8511 2734 (SMS - WhatsApp)
¡Síguenos en facebook! ¡Compártelo! |